¿Cómo solemos actuar en nuestro diálogo interior cuando queremos cambiar y mejorar algún aspecto de nosotros?. Pues la manera que solemos practicar es ésta:
– «Eres un idiota que no va a conseguir nunca llegar puntual a los sitios».
– ¡Basta de esconderte, sal y haz las cosas que tienes que hacer!
Claro de esta manera no parece estimular mucho al cambio, más bien parece que ese aspecto inseguro, o miedo, se sentirá más inseguro aún, es por esto que no lo logramos cambiarlo. Aquí se distinguen entonces dos partes: el cambiador y el aspecto a cambiar. Aquí es donde vamos a incluir y a estimular a ese aspecto llamado el asistente interior, que lo que tratará de hacer será conseguir llegar a un acuerdo interior y que ese aspecto a cambiar pueda llegar a ser transformado con éxito y así mejorar y evolucionar, precisamente a través del establecimiento de una relación constructiva con el aspecto que desea cambiarlo, que pasa por descubrir que el miedo informa.
La función del asistente interior será la de un mediador interno que tratará de legitimar y conocer bien a los dos aspectos: cambiador y aspecto a cambiar, establecer un diálogo productivo entre los dos y, desde ahí, llegar a un acuerdo.
¿Entonces qué necesita este aspecto inseguro para poder ser cambiado?, pues en este caso la inseguridad, necesitará expresar sus necesidades con la mayor claridad y precisión posibles, será cómo conseguiremos los datos necesarios que al cambiador le guiarán para transformarlo, pero esta vez de una forma sana y exitosa, no a través de exigencias y etiquetas negativas.
Así gracias al rechazo como motor de cambio habremos conseguido detectar el aspecto que queremos cambiar, y luego gracias al papel del asistente interior hemos podido llegar a un conocimiento mutuo adecuado y un acuerdo con el que conseguir nuestro objetivo. Se trata de elaborar un programa específico gracias a los datos concretos que el aspecto a cambiar nos va aportando para su propia transformación, el cambiador los aplica y así se produce un verdadero trabajo en equipo con el que desarrollarnos más y mejor.
De alguna manera lo que estaríamos haciendo es desarrollar una especie de testigo interior que pueda ayudarnos a resolver nuestros conflictos internos.
Aquí puedes ver un vídeo de Norberto Levy hablando sobre cómo aplicar este método con el aspecto del miedo. Todo miedo comienza siendo pequeño, si no se asiste bien, entonces crece y se convierte en un problema como ataque de pánico.
¿Te animas a resolver tus conflictos interiores de esta forma?