¿Cuál es nuestro potencial?, ¿estamos desarrollándolo y dándole salida? o al contrario, ¿estamos poniéndonos piedras en nuestro propio tejado? 
En ocasiones somos nuestro peor enemigo mientras a nuestros queridos amigos somos capaces de verles sus mejores cualidades, incluso somos capaces de ver más allá de lo que aún ni siquiera han desarrollado, y así les servimos de espejo.
A su vez los demás nos sirven de espejo y nos animan y recuerdan las habilidades que tenemos y nuestro gran potencial, ¿pero nos lo llegamos a creer? o ¿hay otras vocecitas dentro de nosotros que tienen más fuerza y quitan valor a sus palabras minimizándolo y pensando que sólo son cumplidos?
Pues te propongo un ejercicio que se llama: ejercicio de la sombra dorada 3-2-1. Coge papel y lápiz.
Elige una persona, ya sea de tu entorno o un personaje famoso, que admires especialmente por sus cualidades, características o lo que sea. Describe en el papel, en 3ª persona todo aquello que tanto te gusta y por qué.
2º Ahora todo eso pásalo a 2ª persona, es decir, imagina que estás hablando con ella enfrente diciéndole todo lo que te gusta de ella. En este paso imaginas un pequeño diálogo en el que a lo que tú le dices imaginas su respuesta y también la apuntas, así hasta que más o menos se agota la conversación.
Pon en primera persona lo mismo que pusiste en 3ª persona en el primer paso de este ejercicio.
En este momento simplemente deja reposar el efecto que ha tenido este último paso y observa qué ocurre dentro de ti, qué sientes. Redescubre lo que ya tienes dentro, pues si no lo tuvieras no serías capaz de sentir esa admiración hacia esa persona, te daría igual.
Ahora si tienes alguna duda o quieres compartir conmigo tu experiencia al hacer el ejercicio me encantaría que dejaras aquí abajo algún comentario. ¡Muchas gracias!  

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