¿Qué sabemos de nosotros mismos?, ¿nos conocemos?, ¿en qué medida?
Realmente el conocimiento más crucial para nuestras vidas es el que tiene que ver con nosotros mismos. Nos tenemos para siempre hasta que nos muramos, somos lo que realmente nos acompañará durante toda la vida y lo que determinará en gran parte la calidad de nuestra vida.
Y, sin embargo, suele ser lo que más desconocemos. Nos tenemos tan cerca que frecuentemente es lo que más olvidamos, y hasta podemos ser nuestros peores enemigos o nuestra peor cárcel.

Sin conocimiento de sí mismo, el estado de felicidad dependerá sólo de los acontecimientos externos y de lo que consigamos en nuestra vida, será un vaivén fortuito en el que las cartas que te toquen determinarán todo para ti.
Pero con conocimiento de sí mismo ese estado de felicidad no estará sólo sujeto a los acontecimientos externos, sino a un estado interior que será mucho más independiente de todo lo que ocurra y que nada tendrá que ver, por otra parte, con librarnos del dolor, del sufrimiento y la desdicha y con tener una vida perfecta.
La palabra felicidad viene del latín felicitas, a su vez de felix, «fértil», «fecundo». Es una sensación de satisfacción interna y alegría que puede sentirse cuando se cree haber alcanzado una meta deseada, digamos cuando la persona se encuentra plenamente satisfecha al tener lo que desea.
De manera que el deseo parece ser algo crucial, así sentir felicidad tiene que ver con lo que deseamos, si deseo algo inalcanzable o que no depende de mí nunca conseguiré la felicidad, pero si mis deseos se ajustan a una realidad podré conseguirlo con más probabilidad.
Si nos centramos en un pasado o en un futuro para conseguir algo concreto y así ser felices, entonces ya ponemos el estado de felicidad a condición de que ocurran determinadas cosas externas, y es que la felicidad es un estado emocional que sólo puede sentirse si estamos en el presente.

Por otra parte, entonces ¿qué pasa si mi mayor deseo es estar bien conmigo mismo?, ¿eso depende de alguien más aparte de mí?. Me parece que la respuesta es negativa, llevarme bien conmigo y estar satisfecho de mí sólo depende de mí, pero para ello tengo que aprender a conocerme inevitablemente.

Por tanto, la meta que nos pongamos será crucial para conseguir la ansiada felicidad.

«La facultad de traer voluntariamente de vuelta una y otra vez la atención dispersa es el origen del juicio, el carácter y la voluntad.»
William James
Esta frase del prestigioso psicólogo y filósofo William James es con la que este vídeo se inicia.
 ¿Y tú qué obstáculos encuentras en el camino de tu felicidad?

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