Cada mañana Ángela se despertaba y de nuevo tenía esa nube negra encima de la cabeza, era un sin vivir, realmente dormida era feliz, pero cada día tenía que despertarse para ver de nuevo aquel espectáculo de exigencias, miedos irracionales o «y sis», como le gustaba llamarlo, de preocupaciones para adpatarse a lo que los demás querían, en fin todo un trabajo de bolillos, imposible en realidad, pero algo dentro de ella seguía creyendo que lo conseguiría, ¿pero qué podría conseguir con todo esto?, ella creía que conseguiría que por fin la quisieran, pero no sería tal y como era, sino tal y como los demás querían que fuera, eso de «tal y como ella era» quedaba descartado por defecto, no valía.

Para llevar a cabo todo este plan, que supuestamente le llevaría a ser aceptada y querida por los demás, hacía falta un gran esfuerzo, hacía falta planificar a cada momento, pero también cambiar la planificación a poco que se interpretara un gesto de desaprobación por parte de alguien, o un gesto que ella creía ver.

Pensar y pensar todo el día, pero ya no se le podía llamar pensar, era más bien pura obsesión, por una cosa o por otra, temas para obsesionarse no faltaban, y no debían faltar porque si no su plan para ser querida podría fallar.

Tanto pensaba que ya se había olvidado de lo que era sentir, curiosamente cuando ya no podía más y se echaba a llorar, de repente, desaparecía esa nube negra por un momento, era algo fascinante vivir sin esa nube negra, vivir tranquila, siendo ella misma.
Darse cuenta de esto fue muy revelador y decidió darse una oportunidad para probar una estrategia diferente, al fin y al cabo, la estrategia que estaba poniendo en práctica no le estaba dando resultados, la oportunidad consistía en probar a dejar sentir lo que tenía dentro, no iba a ser tarea fácil porque el hábito era el hábito, pero no tenía nada que perder, excepto, con suerte, esa nube negra.

Fue así cómo Ángela se dio cuenta de que huía de las emociones y sentimientos a través del mundo del pensamiento, como si eso pudiera solucionarlo todo, y lo único que estaba causándole era más sufrimiento del necesario.

La historia de Ángela es un buen ejemplo de lo que muchas veces ocurre. Si pretendemos vivir sólo en el pensamiento, o sólo en las emociones, o sólo en el cuerpo, nos faltará algo muy importante de nosotros, sólo teniendo en cuenta la totalidad de lo que somos estaremos en disposición de conectar con nuestra fuerza interior.

Ahora vamos a hacer un ejercicio que nos conectará con nuestra fuerza interior, en este caso tienes ya una preparación perfecta para realizar la relajación física sin necesidad de ningún audio, guíate a ti mismo hasta llegar a la relajación mental y entrar en tu paisaje interior, así podrás probar el dominio que ya tienes sobre tu cuerpo y tu mente, luego estarás en disposición de hacer el siguiente ejercicio con este audio:

Ejercicio 15: tu fuerza interior

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