Como gotas de agua en perfecto equilibrio hice esta foto ayer en Lastres, aprovechando el retiro de meditación zen que siempre facilita el viaje hacia el interior.
Solemos recurrir al agua para simbolizar las emociones, el intelecto, si está sereno, puede ayudarnos a manejarlas con inteligencia pero no es suficiente, incluso a veces nos podría despistar. 
Las emociones más que pensadas necesitan ser permitidas y sentidas en nuestro interior, será la única manera de saber qué mensaje nos traen y qué está ocurriendo realmente en nosotros, aunque la sensación no sea agradable. 
Si lo dejamos estar será lo que tenga que ser en ese instante y permitiremos que todo fluya mejor, de hecho las emociones sólo pueden ser surfeadas, y para eso estamos aprendiendo durante toda la vida, con cada una de las cosas que nos suceden, si lo permitimos claro. 
En esta carrera de surf estamos todos, el que descubra el potencial de sus propias emociones, tanto las que llamamos positivas como las que llamamos negativas, y sepa estar encima de la tabla y también en el agua cuando se caiga para volver a subirse, habrá descubierto un gran tesoro.
Mostrar algo de esto es lo que me proponía cuando entré en aquella nave situada en un precioso pueblecito asturiano llamado Tudela Agüeria, en TPA, para grabar la entrevista a la que me habían invitado el jueves 4 de junio.
Aquí puedes ver la entrevista:

Todos tenemos la capacidad de ser emocionalmente inteligentes, pero es un programa de software que, aunque venía de fábrica, aún tenemos que entrenarnos mucho para aprender a usarlo. 
Vamos a ver de qué habilidades en concreto estamos hablando cuando decimos que una persona es emocionalmente inteligente.
Habilidades emocionales
 Competencia personal

El modo en que nos relacionamos con nosotros mismos. Se trata de saber identificar, etiquetar, evaluar intensidad, controlar y expresar los sentimientos. Incluye:

1. Conciencia de uno mismo: conciencia de nuestros propios estados internos, recursos e intuiciones.
2.  Autorregulación: control de nuestros estados, impulsos y recursos internos.
3. Motivación: las tendencias emocionales que guían o facilitan el logro de nuestros objetivos. 

Competencia social

Determinan el modo en que nos relacionamos con los demás.

1. Empatía: conciencia de los sentimientos, necesidades y preocupaciones ajenas.
2. Habilidades sociales: capacidad para inducir respuestas deseables en los demás. 

Te propongo unos pasos si quieres continuar aprendiendo:

Pautas para desarrollarla
1. Conocimiento de uno mismo.
Esto es crucial en nuestra vida, saber cómo reaccionamos ante algunas situaciones, reconocer lo que sentimos a lo largo de un día, qué cosas no nos gustan de los demás y qué cosas te hacen sentir mejor y te motiva.
2. Hay algo que nos puede ayudar y es escribir lo que sentimos, lo que pensamos y creemos ante ciertas situaciones que protagonizamos en nuestra vida.
3. Escuchar las señales del cuerpo cuando sentimos miedo, antes de que nos secuestre o nos bloquee, es mejor preguntarle de qué nos quiere avisar. En ocasiones la percepción de que no tenemos recursos suficientes para resolver un problema hace que sintamos miedo y nos estresemos, esto da unas señales corporales determinadas, es mejor atenderlas antes de que se convierta en un problema de ansiedad, debemos poner solución activando, descubriendo o aprendiendo más recursos en nosotros y también con ayuda de otras personas para afrontar con éxito el problema.
4. No esperar a acumular enfados por diferentes cosas en vez de decirlo o solucionarlo en el momento, si ese enfado no se acumula se manifestará de una forma adecuada y adaptada a la situación y no con explosiones y de forma excesivamente intensa y destructiva. 
5. Tener una práctica diaria de relajación y/o meditación, el entrenamiento en relajación nos ayuda a calmarnos, a gestionar nuestras emociones y a fortalecer la atención. La meditación nos ayuda a conocernos y a sentir más espacio para que las emociones no nos secuestren, llegando más allá con el entrenamiento de la atención. A continuación estaremos preparados para aplicar el estado de serenidad que estas prácticas nos proporcionan en el día a día y realizando cualquier tarea, es lo que se llama mindfulness o atención plena, es la forma de integrar lo aprendido y practicado para sacarle fruto en todas las situaciones de nuestra vida.

Sólo me queda esperar que todo esto te resulte de utilidad e invitarte a comentar en las diferentes redes sociales con las que comparto este artículo o aquí mismo en Blogger si lo deseas.

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