De la medicación a la relajación es el título del libro que pronto publicaré.

Escribir un libro en cierto modo es como tener obras en casa, parece que nunca se termina. Y es que como primera experiencia puedo decir que te van sorprendiendo cada vez más pantallas, las vas superando mientras se va sacando mucho aprendizaje sobre cosas técnicas y sobre ti misma claro.

Ahora sí puedo decir que queda muy poco y espero que a mucha gente le pueda ser útil todo lo que de forma muy práctica aquí condenso, técnicas que se trabajan en psicoterapia como trabajo personal de manera transversal y dentro del entrenamiento en relajación.

Lo publicaré en breve en la editorial Bubok e irá con un enlace o código con el que se podrá acceder al audio para hacer una relajación completa con mi voz y una preciosa música hecha por el musicólogo Jairo Palacio Casaprima.

Comparto aquí una de las partes del libro, dentro del capítulo 1: detectando los obstáculos.

«Diane Roffe Steinrotter obtuvo una medalla en esquí en los juegos olímpicos de invierno de 1994. Al terminar comentó que no recordaba nada excepto que estaba absorta en la relajación: “me sentía como en una cascada”.
Justo se trata de esto, no es que tengamos necesariamente que practicar la relajación para ganar una medalla, pero ante todo podremos aplicarlo a nuestros propios objetivos en la vida, que no es poco.
Si lo que queremos son razones para entusiasmarnos con ello y practicar, hay muchas, por ejemplo: ralentiza el ritmo cardíaco y respiratorio disminuyendo la presión arterial y mejorando la oxigenación celular; se incrementa la cantidad de leucocitos en sangre, por lo que ayuda a resistir mejor y/o combatir enfermedades; aporta resistencia emocional, calma, mejora la concentración y la creatividad, por lo que se puede recomendar no sólo como tratamiento, sino para mejorar la calidad de vida; además disminuyen los niveles de triglicéridos, colesterol y lactato en sangre y la producción de adrenalina y noradrenalina por las glándulas suprarrenales mejorando la salud y favoreciendo la tranquilidad y el descanso.
Si ni siquiera ganar una medalla ni cada uno de estos beneficios te han convencido, entonces es posible que por tu mente pasen pensamientos de este tipo:
– Va, tengo que hacer tantas cosas…
– Lo más seguro es que lo comience y luego lo abandone porque la última vez que quise probar algo hice lo mismo.
– No creo que yo pueda conseguirlo porque soy muy nerviosa.
Todos estos pensamientos son una parte de ti queriendo sabotear tus objetivos, se trata justo de un momento en el que no hay un acuerdo interior. Lo mejor que puedes hacer es comprobar qué parte está distorsionando más la realidad con las siguientes preguntas para cada una de las cuestiones anteriores:
– ¿Y si con este entrenamiento consiguieras rendir más en el tiempo que tienes?
– ¿Por el hecho de que la última vez hayas abandonado una actividad quiere decir que lo vayas a hacer ahora?
– ¿De verdad crees que si eres nerviosa no eres una buena candidata para llevarlo a cabo?»

Espero que muy pronto pueda salir a la luz y que haga mucho bien tal y como a mí me ha ofrecido la práctica de la relajación.


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