¡Cuidar tu mente, te puede salvar la vida!

Así es. Hace poco he descubierto cosas apasionantes que nuevamente apuntan en la dirección de que la vida actúa como un sistema. Cada cosa que hacemos, cada decisión tomada, cada reacción afecta a otras cosas, a otras personas. De lo que estoy hablando es del pensamiento sistémico. Todos disponemos de esa capacidad, aunque no todo el mundo la utiliza. La inteligencia sistémica es absolutamente necesaria en nuestras vidas y nuestra supervivencia y por eso merece la pena saber más sobre ello.

Voy a poner un ejemplo, imagina que vas al traumatólogo porque tienes dolores de espalda y después de revisarte te dice que tienes una pierna más larga que la otra y que debes usar una plantilla en uno de los pies, el que corresponde a la pierna más corta. Un buen día coincide que coges cita en el podólogo porque tienes una boda y querrías tener los pies bien arreglados y libres de callos. Entonces el podólogo te comunica que tienes puente en los pies y que la localización de esos callos se corresponde con las zonas más utilizadas por compensación para estabilizar la postura al caminar. Luego te pregunta si tienes dolores de espalda y de repente todo obra significado, pues a lo largo de tu desarrollo también la espalda se ha visto afectada por el puente en los pies, doblándose en alguna medida para compensar igualmente la postura y tener la suficiente estabilidad.

Después de procesar más o menos la información y el enfado de que nadie te lo hubiera dicho antes y de las consecuencias que ha acarreado, le preguntas ¿qué debo hacer ahora? y te responde que con unas simples plantillas personalizadas el origen del problema se corrige, aunque no así lo que ya está doblado ðŸ¤¨

Seguramente se te quedaría la cara que a mí, este no es más que un ejemplo de muchos que hay. El caso es que nos muestra muy bien cómo el cuerpo es un sistema donde cada elemento o parte influye en las demás. De la misma manera el cuerpo, los pensamientos y las emociones están totalmente conectados y así debemos considerarlos. Ese es el caso de los efectos devastadores que, por ejemplo, el estrés puede tener en el cuerpo causando enfermedades físicas.

Otro ejemplo sería cómo un elemento externo puede alterar todo el sistema a lo largo de los años, de una forma incluso casi invisible y con sintomatología muy diversa, que muchas veces por tan diversa y alejada la causa en el tiempo, nos despista. Es el caso del efecto del gluten en personas que son celíacas, el gluten puede afectar a todo el cuerpo o diferentes partes del mismo, incluido el cerebro, causando enfermedades neurológicas y trastorno obsesivo compulsivo, entre otros.

Pues bien, estoy hablando de inteligencia sistémica en todo momento. ¿Qué haces tú cuando tienes un síntoma, ya sea físico o psicológico? Los síntomas hablan, quieren ser escuchados y todo tiene un por qué. La cuestión es que, si seguimos creyendo que el cuerpo es una máquina y que cuando hay un problema quiere decir necesariamente que algún mecanismo se ha estropeado, perdemos la visión global. La causa puede no estar en un sitio u órgano en concreto, puede tratarse de algo más complejo que ha ido gestándose a lo largo del tiempo. Únicamente pensando de manera global y sistémica, con una mente científica, bien abierta, podremos comenzar la investigación de cada caso.

El Doctor House era brillante en lo que a pensamiento sistémico se refiere. Y hablando de médicos, no debemos dejar la responsabilidad de nuestra salud sólo en ellos. Porque sólo nosotros sabemos lo que sentimos en nuestro cuerpo y nuestra mente y esos datos son cruciales para el historial que el médico recoge. La mayor responsabilidad de nuestra salud recae en nosotros mismos. Por ello debemos pensar de manera global y sistémica e investigar, pero sin obsesionarnos. De esta manera podremos llegar a decidir, de forma más certera, a qué especialista nos debemos dirigir.

Hace poco, en mi analítica rutinaria de cada año, salieron los 3 valores de transaminasas un poco altos. Después de descartar médicamente cualquier otro tipo de problema, ahí quedó la cosa como una incógnita, pero como no era preocupante pues no había por qué hacer mucho caso. Se me ocurrió preguntarle a la Doctora si no sería yo celíaca, pero de manera contundente me respondió que en absoluto, que eso tenía que haberse visto antes y con otros síntomas diferentes.

Pero no me quedé ahí, quise escuchar a mi cuerpo y pensé que si esos niveles estaban un poco altos sería por algo. Entonces empecé a relacionar eso con algún otro síntoma de mi estómago un poco delicado. Al haber convivido con ello toda la vida, ya lo había considerado como algo normal y que no podía ser modificado.

Todas esas incógnitas se desvelaron ante un claro caso de celiaquía, retiré el gluten de la dieta y mi mejoría fue notoria, sin embargo, era sólo la punta del iceberg porque a partir de ahí comencé a leer libros de las últimas investigaciones sobre la flora intestinal y quedé sorprendida de las enormes repercusiones para la salud y el gran desconocimiento que hay todavía sobre ello. Con ello me dispuse a regenerar mi flora intestinal, que era la clave, pero esto da para otra entrada.

El pensamientos sistémico tiene una enorme importancia en la educación y por ello te recomiendo la lectura del libro Triple focus.

Hábitos de un pensador sistémico (del libro Triple focus de Daniel Goleman y Peter M. Senge):

  1. Procura captar el cuadro completo.
  2. Observa cómo los elementos de los sistemas cambian con el tiempo, generando patrones y tendencias.
  3. Reconoce que la estructura de un sistema genera su comportamiento.
  4. Utiliza el conocimiento de la estructura sistémica para identificar posibles acciones de máxima eficacia/influencia.
  5. Identifica el impacto de las demoras al examinar las relaciones causa-efecto.
  6. Identifica la naturaleza circular de las relaciones complejas causa-efecto.
  7. Cambia perspectivas para incrementar el conocimiento.
  8. Analiza una cuestión del todo y se resiste a llegar a una conclusión precipitada.
  9. Tiene en cuenta cómo los modelos mentales afectan a la realidad actual y al futuro.
  10. Hace aflorar y somete a prueba supuestos.
  11. Localiza las consecuencias no deseadas.
  12. Tiene en cuenta las consecuencias de las acciones tanto a corto como a largo plazo.
  13. Verifica resultados y cambia acciones si es preciso: aproximación sucesiva.

Y ahora sólo tienes que verte a ti mismo como un complejo sistema, rico en recursos y un organismo que siempre lucha por restablecer el equilibrio natural que le ha sido concedido, rema en esa misma dirección utilizando tu inteligencia.

Si crees que puedo ayudarte en lo que se refiere a restablecer tu equilibrio emocional no dudes en contactar conmigo.

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