En el anterior capítulo Zenon y Tradel, unos humanos del futuro que consiguen aterrizar en el presente, continuaban en aquel comedor universitario, observando cómo los adolescentes ya empezaban a practicar muy bien la represión de las emociones, como única estrategia aprendida.

¡Eh, eh! dijo Tradel, mira el libro que tienes a tu derecha, debe ser de ese chico, la foto de la portada es espectacular, una familia antigua, mira pone «Fuente: Benito», publicada en la Expo 2001. Quizá esté estudiando historia en la universidad.

Tengo entendido que muchas familias de generaciones atrás tenían unas características similares, aunque ahora sigue habiendo muchas así. Mira estoy mirado en mi dispositivo para contrastar la información.

Te leo: «allá por los primeros años del sigo XX la familia aún continuaba siendo la base de todo, eso posibilitaba la supervivencia en tiempos de guerra, aunque no tanto la supervivencia psicológica, pues aún reinaba una filosofía en la que los padres creían que debían ser muy duros con sus hijos, que eso lo entendían como una buena educación.

No obstante, ésas eran las razones que decían en casa y en la escuela, pero había otras razones ocultas que ni ellos mismos sabían porque simplemente existía la ley de silencio, la ley de que el padre o la madre lleva la razón aunque esté pegando o insultando a los hijos, y luego ya se justificaba todo eso con la «buena educación».

Lo que estaba sucediendo en las profundidades de aquellas personas es que a ellos les habían educado así y no se podía cuestionar a los padres, ni siquiera aunque te estuvieran matando.

La enfermiza fidelidad a esos padres hacía que no se cuestionaran las manera de «educar» de sus padres, una vez de adultos. Los hijos pensaban que su padre le insultaba por su bien, pero guardaban tanta ira con aquella manipulación que finalmente no podían evitar repetirlo con sus propios hijos, incluso aunque se hubieran jurado que sería lo último que hicieran. Pero para entonces no eran conscientes de estar repitiendo aquel patrón infernal.

El ojo que todo lo ve estaría observando la profunda psicopatía de algunos y algunas y de narcisismo patológico de otros y otras. Remarcamos el masculino y el femenino, no porque hoy en día siga haciendo falta, pues por fortuna aquella visión de la vida la hemos superado, sino para que el lector no se olvide de que estas características no dependen del sexo.

A medida que iban creciendo nuevas generaciones cada vez menos familias tenían esta estructura manipuladora y dañina que oculta las carencias, la ira reprimida y el dolor. Sin embargo, tenemos constancia de que aún en el año 2050 hay muchas que tienen la misma estructura aunque redecoradas por filosofías de crianza modernas naturales y sin colorantes.»

Realmente, dijo Zenon, toda época tiene sus avances pero también su enfermedad, ahora debemos preocuparnos más bien por no desaparecer por culpa de la contaminación, debemos comenzar pronto con nuestra misión de abrir la escuela de conciencia donde muchas víctimas de familias narcisistas son las que pueden ayudar a otras personas a tomar conciencia de qué está pasando en el mundo.

Ojalá lleguemos a tiempo, venga Tradel termina tu postre que ya tengo datos suficientes para continuar con el proyecto en otro sitio. Sigamos avanzando que vamos muy bien.

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