Cuando detectamos en nosotros un desacuerdo interior se trata de que una parte de nosotros piensa o siente o hace una cosa y, otra parte de nosotros, hace otra cosa diferente u opuesta.
Esto crea un gran malestar, sin embargo, así como en las relaciones de pareja es inevitable y hasta necesario este fluir entre las diferencias y acuerdos que devuelven el equilibrio, en el interior de uno mismo también se puede llegar a negociar entre las diferentes partes en conflicto, y justo esto es lo que nos lleva a aprovechar cualquier conflicto interno o crisis. De otra manera habrá resistencias al cambio y habrá una cierta excisión entre esas partes.
En este caso la terapia puede adquirir una importancia clave pues el terapeuta se convierte en el mediador del conflicto.